Como consumidores conscientes tenemos la capacidad de condicionar la oferta de la industria de la alimentacion.

Hay una tendencia muy alentadora hacia lo saludable. 

Marcas líderes de la industria láctea en los próximos días están sacando al mercado yogures a base de semillas. 

No los recomiendo ni los considero saludables. 

Probióticos, leches vegetales, untables a partir de semillas, jugos verdes podemos hacerlos en casa a un tercio o menos de lo que nos cuesta comprarlos en el mercado y siempre va a ser más saludable la elaboración propia y en el momento, no se puede competir contra ello. 

Me resulta muy alentadora esta tendencia de la industria. Significa que se está consumiendo menos leche, menos yogur, menos derivados lácteos.  

Significa una toma cada vez más generalizada de consciencia acerca de lo que nos hace bien y lo que no. 

La industria está subordinada a nuestras elecciones. 

El poder lo tiene el consumidor. 

A medida que los consumidores nos informamos y tomamos consciencia ya no nos compramos el cuento de lo saludable. 

EN LA GÓNDOLA NO HAY SALUD, HAY NEGOCIO, AL IGUAL QUE EN LA FARMACIA. 

Los alimentos procesados contienen gluten del trigo, proteínas lácteas, azúcares que actúan estimulando los sistemas de respuesta a opiáceos, endocannabinoide, dopaminérgico, generando sensaciones de bienestar y anestesia al igual que la morfina, la marihuana y la cocaína. El sistema nos vende la felicidad enmascarada en comodidad, confort y placer efímero, solo tenés que abrir el paquete y disfrutar. 

La industria alimenticia busca fidelizar el consumo a través de alimentos adictivos sin importar su valor nutricional ni potencial terapéutico. Es el mayor negocio que existe, 8 mil millones de personas quieren comer todos los días, varias veces al día. La industria lo sabe aprovechar muy bien. Hacen alimentos que nos enferman y luego nos venden los fármacos que perpetúan la enfermedad. 

Las dos principales causas de muerte son la enfermedad cardiovascular y el cáncer, ambas enfermedades estrechamente ligadas con nuestros hábitos alimenticios. La tercera causa de muerte es el tratamiento médico, por efectos secundarios no deseados de fármacos, estudios diagnósticos invasivos, infecciones intrahospitalarias, complicaciones quirúrgicas. Más de 500 personas por día mueren tan solo en Estados Unidos producto del tratamiento médico. 

Para cada cuadro sindromático un diagnóstico y para cada diagnóstico un fármaco. 

Cuando analizamos que un fármaco con un valor agregado del 5000% tiene un costo de elaboración del 2% que a la gente le cuesta 100 llegamos a plantearnos si la salud es un derecho o un gran negocio. Yo diría que la enfermedad es un negocio, uno muy bueno y la educación en salud un peligro para ese negocio: ¿será por eso que a los médicos en 8 años de formación (o de deformación) no nos dan ni una sola clase de manejo saludable del estrés, ni de actividad física preventiva, ni de uso del alimento como medicina? 

El sistema de salud actual deforma al médico para que actúe en función del protocolo estandarizado y generalizado, subordinando su capacidad intuitiva a los intereses de un sistema médico gobernado por el interés de capital.