Todos tenemos ese niño interior a veces en silencio, a veces olvidado, otras veces cuestionado.

Nuestra voz de niño, es la fiel manera que tenemos para conocernos, recordar quienes queriamos llegar a ser de adultos. Recorrer nuestra infancia nos da la posibilidad de agradecer los bellos momentos, personas y el cariño recibido. Además nos permite observarnos en aquellas situaciones donde algún dolor quedo anclado, ya sea por nuestros padres, o de quienes estuvimos al resguardo. 

Sanar nuestro niño interior, es una demostración de amor propio y de autoconocimiento, donde hoy como adultos, podemos comprender nuestra historia desde otra mirada. 

Cada dia es un oportunidad para perdonar y perdonarnos por esos juicios que emitimos en algún momento a otros, sobretodo a nuestros padres. Lo que no supimos comprender, es que nosotros en el lugar de ellos, (que creemos nos lastimaron, nos abandonaron); nosotros en su lugar, hubiesemos actuado de la misma manera. Porque hubiesemos tenido las mismas experiencias, los mismo padres, las mismas condiciones.

Si hay algo que aprendí en esta vida, es a ser hija antes de ser padre. 

Por eso Jesús dejó el mensaje Marcos 10:15.

Estamos llamados a creer en el Padre, como hijos, y a su vez a creerle como niños. 

Una cosa es creer en Dios, otra muy distinta es creerle a Dios, como Padre y como autoridad. 

Esa virtud del niño de creer en todo, de esa inocencia que los envuelve y que debemos protegerlos. 

Al reconocernos como Ser Humano, primero Ser Espiritual, luego humanos, estamos condicionados a ordenar nuestra vida en ese mismo orden. Primero el reino de Dios. 

El comprender y actuar como nos fue enseñado, es la revelación para crecer en espíritu. El perdonar y olvidar la ofensa como los niños, el amor incodicional de ellos con la vida, son las grandes promesas que Dios nos dejó para conocer su reino y como buen Padre nos enseña con amor.

Creer como niños…

Buscar a Jesus como niños…

Y el reino es de ustedes…

¿Cuánto tú que eres padre o madre, deseas lo mejor para tus hijos?, imagínemosnos ¿cuánto Papá celestial nos ama?, si dió a su único hijo para salvarnos. Solo que no lo hemos puesto en primer lugar, en orden como nos pide.

Te saludo en tu día…

Feliz día mi hij@....

Atte Papá