Salud Integral
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La revolución del paciente sano que no enferma y no consume.

Bajo juramento Hipocrático

La salud que enferma
Buenos Aires, Argentina

La revolución del paciente sano que no enferma y no consume.

Como médico experimenté la salud y la enfermedad. Solía enfermar y consumir antibióticos de 2 a 4 veces al año. Hoy hace más de 8 años que no consumo ni un ibuprofeno. Que sea una persona sana, que no enferma ni consume, es un muy mal negocio

Al recibirnos como médicos realizamos el Juramento Hipocrático como compromiso con nuestra vocación médica. El postulado fundamental del abordaje Hipocrático es "que tu alimento sea tu medicina”. Es paradójico que en 8 años de carrera no nos enseñen ni una sola clase acerca del uso del alimento como medicina. Ni una clase de manejo saludable del estrés, cuando es factor desencadenante o agravante de todas las patologías. Ni una clase de actividad física preventiva, cuando el ejercicio personalizado y adecuado es tonificante de la salud para todas las personas y en todas las patologías. 

Formación

Nos enseñan cómo se enferma el cuerpo, a diagnosticar, y para cada diagnóstico un fármaco. La formación médica está atravesada por la industria de la salud, condicionando qué nos enseñan y qué no, qué es científico y qué no está comprobado científicamente, qué podemos indicar y hacer en el hospital y qué no. En este contexto es fácil comprender por qué los médicos son de los profesionales que más se enferman, que más sufren, y que mayor vacío sienten en relación a su profesión médica (Burnout). 

Industria y capital.

La industria de la salud y de la alimentación están conformadas por empresas regidas por el interés de capital. El foco está puesto en lo que genera dinero. Así funcionan las empresas multinacionales, al estar regidas por el interés de capital, buscan exprimir al máximo todos los eslabones de la cadena productiva, para optimizar sus ganancias y su competitividad. El costo humano y ecológico pasan a un segundo plano. La enfermedad es un muy buen negocio. Lo que genera salud, no. ¿Cómo puede ser que en nuestro sistema de SALUD no haya ninguna especialidad médica que nos eduque para el fortalecimiento de la SALUD? ¿Es esto un sistema de salud? Nos enseñan a conocer el cuerpo, sus manifestaciones patológicas, a arribar a un diagnóstico y por ende a un tratamiento farmacológico. ¿No hay nada más en el proceso de salud/enfermedad? 

El cambio empieza por los pacientes (pasivo) que no tienen nada de pasivos y por los alumnos (sin luz) que confían en su luz. No se trata de decidirnos entre medicina alopática e integrativa. Es probable que una persona con una enfermedad oncológica grave o que esté cursando una enfermedad autoinmune, inflamatoria y activa se beneficie del abordaje médico tradicional. Simultáneamente debe revisar los patrones que lo llevaron a enfermar y recibir, por parte del médico, recursos prácticos y concretos para materializar esos cambios. Lo que observamos en la práctica clínica es que conforme las personas se hacen cargo de su salud, a todo nivel, en forma cotidiana y sostenida, cada vez precisan menos de 

fármacos, cirugías y tratamientos alopáticos, y en caso que lo requieran, presentan mejor tolerancia y menos efectos secundarios. Elegir con consciencia lo que comemos es un acto revolucionario. 

Costo cuantitativo.

Ocho mil millones de personas quieren comer todos los días. El negocio de la alimentación es el que produce las mayores ganancias del mundo. Quien maneja lo que comemos maneja el mundo. En segundo lugar los medicamentos, ya que tienen un valor agregado del 5 al 6 mil por ciento. Un fármaco con un costo de elaboración de 100 pesos nos lo venden a 5 mil pesos. ¿Y la salud es un derecho? Las carreras de medicina y nutrición están atravesadas por estas industrias. Es por ello que en todas las dietas nos dan gluten (harina así sea integral de trigo, contiene gluteomorfina) y lácteos (caseomorfina) son opiáceos alimentarios que nos mantienen anestesiados, adormecidos, manipulables. Y los profesionales de la salud convencidos de que son necesarios (por más que ningún animal en la naturaleza, de adulto, los consuma) pero como tenemos vedado el sentido común, no alcanzamos a verlo. Seleccionar lo que comemos y tener herramientas para fortalecer nuestra salud son los derechos más básicos

Hoy están vedados para una elite consciente. Lo que comemos y nuestro nivel de salud condiciona nuestra libertad de pensamiento, el nivel de vuelo intelectual y espiritual que podemos desarrollar. Según sea el estado bioquímico y vibracional de nuestro cuerpo, tendremos acceso a diferente calidad de pensamiento y emoción. Así como estamos, así vemos la realidad. Personas con claridad mental y libertad de pensamiento desarrollan el sentido común y la intuición, no son manipulables mediante la publicidad ni la propaganda, porque ya tienen una visión clara de sí mismos y de la realidad. El amor y dios dejan de ser ideas para ser una experiencia concreta y cotidiana. La mente debe adaptarse al ritmo del cuerpo y no viceversa. 

La enfermedad se da cuando no escuchamos al cuerpo y perdidos en las expectativas de nuestro ego, realizamos cantidad de cosas a costa de postergar las necesidades del cuerpo. El cuerpo, para desestimar sus necesidades y adaptarse a las necesidades del ego, se estresa. Libera cortisol, echa mano a las reservas energéticas del organismo. Este mecanismo tiene un límite. Cuando las reservas de energía del organismo comienzan a agotarse, el cuerpo manifiesta el desequilibrio mediante una enfermedad. Física, mental o emocional. No necesitemos de la enfermedad para aprender a poner un límite a los deseos de nuestro ego. Observemos al ego, pongamos distancia, somos mucho más que eso. 

"La exacerbación del ego es causa de la mayoría de las enfermedades y de los problemas en general que tenemos hoy en día. Escuchemos al cuerpo, conectemos con su ritmo, prioricemos sus necesidades. Aprendamos desde la salud, por consciencia."