El impacto de la tecnología en la salud mental

En los últimos estudios realizados por científicos y psicólogos, se pudo comprobar cómo la tecnología está afectando negativamente nuestra capacidad de concentración y de enfocarnos, reduciendo el tiempo de atención de 2.5 minutos a solo 45 segundos.

Esta tendencia se refleja en varios aspectos de la vida, como el trabajo y la educación, donde el tiempo promedio de atención es de apenas 3 minutos y 65 segundos, respectivamente.

A pesar de la creencia común sobre el multitasking (donde podríamos ser más productivos) se sabe que a la larga perjudica nuestro cerebro, ya que el constante bombardeo de información interrumpe la concentración y genera estrés, aumentando la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

La omnipresencia de la tecnología, desde teléfonos los teléfonos hasta las redes sociales, está diseñada para distraer y desviar nuestra atención, lo que conduce a consecuencias inmediatas, como la necesidad de reorientarnos al cambiar de tarea, lo que requiere esfuerzo y tiempo, agotando nuestros recursos mentales. La tendencia de “maratonear” contenido, puede llevar a una sobrecarga de información y a un conocimiento superficial. Ya se habla del concepto “cerebro TiKTok”, destacando los efectos negativos de consumir entretenimiento de formato corto en el desarrollo cerebral de los jóvenes.

La tecnología, especialmente de las pantallas, pueden hacer que nuestros cerebros se vuelvan más primitivos y dificulten el desarrollo de funciones cognitivas importantes, como la función ejecutiva y la atención. Para contrarrestar estos efectos, se recomiendan actividades como pasar tiempo en la naturaleza, tener conversaciones profundas y leer libros en formato físico, para ayudar a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y mantener una conexión sólida con nuestro verdadero yo.

En resumen, la capacidad de controlar nuestra atención se vuelve crucial para nuestras vidas, desde aprender nuevos comportamientos hasta tomar decisiones informadas y conscientes. Si no podemos alejarnos de la pantalla o controlar nuestro consumo de información, corremos el riesgo de ser controlados por fuentes externas y consumir información sin realmente comprenderla. Y mucho menos integrarla.

Entrenar el Foco y la Atención con Mindfulness

Aunque la meditación ha existido durante siglos, es importante aclarar que hoy en día existe mucha confusión sobre lo que realmente es el mindfulness. Lo que es indiscutible es que, desde el año 2020, esta herramienta ha cobrado gran relevancia en nuestras vidas, ayudando a solucionar problemas tanto de gestión mental como emocional.

¿Qué es realmente el Mindfulness?

El mindfulness implica un conjunto de habilidades que se manifiestan a través de ciertos rasgos y actitudes psicológicas que ponemos en funcionamiento simultáneamente. Por un lado, es la capacidad de estar atentos, de mantener nuestra atención en algo específico. Por otro, es la habilidad de mover nuestra atención hacia aquello que elegimos. Estas capacidades determinan por completo nuestra experiencia psicológica y emocional. La vida ofrece múltiples perspectivas, y nuestra atención y foco son fundamentales para crear nuestra realidad.

La mente tiende a enfocarse en pensamientos negativos o emociones desagradables, trayendo al presente preocupaciones del pasado o del futuro, lo que genera nuestra experiencia del momento. Nuestra atención, por lo tanto, crea nuestra realidad. Ser conscientes de esto nos permite mover nuestra atención de manera voluntaria y consciente hacia dónde queremos centrarnos, lo que nos otorga mayor libertad y confianza en nosotros mismos. Esta capacidad se traduce en tomar las riendas de nuestra mente y, en consecuencia, de nuestra vida.

Las Capacidades del Mindfulness

Resumidamente, el mindfulness se centra en:

1. La capacidad de permanecer atentos, con nuestro foco dirigido voluntariamente hacia un objetivo.

2. La capacidad de mover nuestra atención según lo que decidamos.

Además, el mindfulness promueve la capacidad de estar y permanecer presentes, de mantener la mente donde está nuestro cuerpo, evitando divagar en el pasado o el futuro. Esta presencia impacta no solo en nuestras emociones y pensamientos, sino también en nuestras actitudes y relaciones. Nos permite gestionar lo que ocurre en el aquí y ahora, asumiendo responsabilidad sobre nuestros pensamientos, emociones y acciones.

Aceptación y Presencia

El mindfulness también nos invita a abrirnos a la experiencia del momento presente, aceptándola y abrazándola tal como es. Cuando no aceptamos lo que sentimos o pensamos, dejamos de vivir en el presente, en la experiencia real, y nos sumergimos en una lucha interna con nuestra mente. Aceptar lo que estamos sintiendo o experimentando nos abre a nuevas posibilidades y nos otorga una mayor libertad interior, permitiéndonos elegir conscientemente nuestras acciones en cada situación.

Estos cuatro hábitos mentales se entrenan en programas terapéuticos o de entrenamiento en mindfulness, donde se trabaja el sufrimiento interno y los mecanismos que nos perpetúan en el malestar emocional, promoviendo así el bienestar y un funcionamiento óptimo.

Aplicaciones del Mindfulness

El mindfulness se utiliza en diversas áreas:

• En empresas: Mejora la concentración, la motivación, la toma de decisiones basada en la intuición, el liderazgo y el ambiente laboral.

• En colegios: Estimula la atención, la concentración y el aprendizaje.

• En el crecimiento personal: Ayuda a desenredarnos de los bucles mentales y a evitar el piloto automático, fomentando un alto rendimiento.

En resumen, el mindfulness es un estado de conciencia plena en el presente que nos permite dejar de luchar con nuestros pensamientos o emociones y abrazar la experiencia tal como es, observándola con una nueva perspectiva y sin juicios. No se trata de llegar a un estado nuevo, sino de volver al estado natural que teníamos cuando éramos niños, antes de que los pensamientos comenzaran a dominar nuestra mente.

Modo Hacer vs. Modo Ser

El mindfulness nos ayuda a pasar del "modo hacer" al "modo ser". El modo hacer se centra en el pensamiento y el piloto automático, nublando la experiencia del presente y quitándonos la frescura que teníamos en la infancia. El modo ser, en cambio, nos abre a nuevas posibilidades, nos permite disfrutar más de lo que vivimos y nos libera del agotamiento mental.

Este proceso se integra a través de ejercicios de meditación formal o micro prácticas a lo largo del día, que entrenan nuestra atención y actitud, reactivando nuestra capacidad innata de vivir plenamente el presente.

En conclusión, el mindfulness nos ofrece la oportunidad de recuperar el control sobre nuestra mente y nuestras experiencias, lo que se traduce en una vida más libre y consciente. Nos permite autorregularnos, reenfocarnos y adoptar una perspectiva diferente ante las situaciones que enfrentamos, sintetizando su magia en una sola palabra: libertad interior.